Juan 8:32 (Introducción)

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres"

· Posverdad,RRSS,Salud Mental,Máquina de fango,Realismo Capitalista

Esto no es un blog, al menos no al uso. Está salpicado de citas, referencias, fuentes. Pretende atreverse (Audere) a ser el medio de divulgación de una insurrección, aun si siquiera (por el momento...) individual y meramente intelectual. Me veo obligado a explicar por qué.

 

"El final de la Historia", realismo capitalista.

Decía Fukuyama, F. (1992), en plenos años dorados de la unipolaridad americana y de dominio del 'rules-based order' liberal, que la ideología ya no tenía sentido, que debía sustituirla la economía. Que desaparecida ella, desaparecerían también las guerras, la sangre, las revoluciones.

Casi treinta años después, pasada la crisis de 2008, con las primeras grietas ya haciendo mella en el hegemón americano y habiendo quedado claro que, al menos, lo de acabar con la guerra y la violencia no estaba previsto que pasara, Fisher, M. (2009) reflexionaba cómo, no obstante, en el plano ideológico y al menos en Occidente, la tesis de Fukuyama seguía plenamente vigente: Nos es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo; y todo el mundo (incluyendo la izquierda supuestamente 'anticapitalista') parece haber asumido que el sistema de 'libre mercado' y democracia parlamentaria liberal en qué vivimos es, en el mejor de los casos, el culmen de la civilización, y en el peor 'el mejor mundo posible', el menos malo.

Y ello no obstante, ¿hay alguien contento con el statu quo?

 

"Una epidemia de tristeza en la ciudad"

Si debemos atenernos a los datos de salud mental, la guadaña silenciosa entre la juventud en toda la zona OCDE, claramente no.

Esa fue (es, será) la auténtica pandemia para los menores de 50. Incluso durante los años del COVID, solo el aumento de los suicidios entre menores de 50, supera a la mortalidad por el temido virus en el mismo grupo (ninguna fuente 'conspiranoica': Quesada, E.; 2022 para El Mundo).

Sin ánimo de ser exhaustivo (sé que todo lector joven que vea esto sabe de sobras de qué hablo):

En 2021, hasta el 60% de las adolescentes de los EEUU habían sufrido "persistentes sentimientos de profunda tristeza y desesperación". Hasta el 30% de ellas decían haber considerado seriamente acabar con su propia vida. Entre chicos, eran el 60%. No cabe llamarse a engaño: Son datos únicos en la historia, según los propios investigadores, y suponen un ascenso de al menos un 60% en tan solo una década (CDCP 2022, vía James, Y.M.; 2023).

En muchos sentidos, son datos peores que los de cualquier sociedad 'tradicional', y quienes se echan las manos a la cabeza por repuntes 'reaccionarios' deberían quizás mirar eso antes que nada, porque de poco sirve hablarle de 'progreso social' al que odia su propia vida. Meta-estudios como el llevado a cabo por Haidt, J. et al. (s/f, 'work in progress') sugieren la posibilidad de una fuerte correlación a largo plazo entre la llegada de internet a los países desarrollados (entiéndase: el internet que existe hoy, con 'smartphones' y RRSS, no el que vivimos hace 20 años o la herramienta de investigación que fue en su día) y la pérdida de salud mental entre los individuos de las mismas, especialmente jóvenes. González-Pando, D. (2012) señala la notable integración y cuidado de pacientes con problemas de salud mental, incluso graves, en sociedades tradicionales actuales comparado al trato que se les da en la zona OCDE, y el impacto cuantificable en la mejoría de los pacientes (doble de tasa de recuperación de pacientes esquizofrénicos que en la zona OCDE, con apenas un 10% de ellos accediendo a tratamiento).

 

Problemas obvios, soluciones complicadas

Quizás el problema resida en que nos enfrentamos a problemas obvios pero que todo el mundo ignora por todo lo que implican (y para quién...):

Sabemos en gran parte a qué se debe nuestra crónica infelicidad. No ha lugar a profundizar en esta introducción, pero hay factores evidentes:

La simple prohibición del uso de smartphones en los centros educativos disminuye en un 60% las consultas por problemas de salud mental entre adolescentes en países desarrollados (Abrahamsson, S.; 2024). Existe numerosa literatura científica sobre el aumento de patologías de salud mental desde la aparición de las RRSS, y las propias estadísticas del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los EEUU (2022) muestran un aumento del 70% en los su*cidios de chicas de entre 15 y 19 años, y del 150% (!) en las niñas de 10 a 14 (sí, vale: correlación no es causalidad... Pero navaja de Occam, amigues).

Los propios creadores (v. 'El dilema de las RRSS'; 2020, sin ir más lejos) reconocen su diseño intencionalmente adictivo a través de la generación de descargas de dopamina, y afirman que jamás dejarían a sus hijos e hijas utilizarlas.

 

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Imagen: Evolución de las cifras de suic*dio entre chicas adolescentes 1990-2021 (fuente: CDCP EEUU 2022)

 

Esclavismo progresista

La disonancia también puede tener que ver: Somos una sociedad pacifista, abierta, defensora a ultranza de los derechos individuales... Pero que tiene esclavos a mansalva.

Esto también son 'old news', y se menciona más como recordatorio que como dato: Todos nuestros avanzados aparatos electrónicos, esos que generan depresión a nuestros niños/as, requieren coltan para existir (entre otros materiales extraídos en condiciones similares), que como ya sabemos hace tiempo (gracias a uno de esos escándalos televisivos que duran cinco minutos) se extrae por mano de obra esclava (para una fuente más académica que el documental linkeado, y que habla además de centenares de prácticas parecidas e igualmente aberrantes, v. Ziegler, J.; 2008).

También con esclavos se han construído las súper-ciudades de Dubai, los Emiratos o Arabia Saudí de las fotos de tus influencers favoritos/as y de tus vacaciones de verano (busque el lector/a 'kafala' o 'esclavos Dubai/Arabia Saudí/Emiratos' en Google, o eche un vistazo a este artículo de la BBC).

¿Por qué nadie reacciona?

 

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En la imagen: (Presunto) mercado de esclavos en el Congo, 2024, vídeo de RRSS.

 

La máquina de fango de la desinformación

Quizás, en parte, porque somos una panda de adictos a la dopamina que nos pasamos el día haciendo 'scroll' (y esto es gran parte de la explicación); pero hay algo más: La máquina de fango, el caos infomativo.

Una parte de ese caos informativo es inevitable: Simplemente, el 'campo informativo' se halla saturado, la cantidad de 'bits' de información que recibimos en la sociedad moderna e informatizada (infinitamente superior a la que hubiera podido imaginar el más erudito de nuestros ancestros: Descartes contaba con una biblioteca de apenas 1000 ejemplares...) es improcesable. Esto lleva teorizado desde los 70 por el grandísimo Toffler, A. (1970); e intelectuales como Racionero, L. (1985) han realizado desarrollos ulteriores que relacionan estos datos con la pérdida de la "escala humana" de nuestras ciudades. Pero esto sería combatible: Bastaría (aun si no es poco pedir) con un esfuerzo adicional de rigor, de pedagogía, de divulgación, por parte de Academia, medios, sociedad en general.

Todo lo contrario de lo que ha ocurrido, y esto sí que era evitable:

Era evitable que los medios de comunicación se degradaran hasta convertirse en panfletos. Era evitable que los políticos nos empezaran a hablar como a borregos (desde principios del s. XX hasta hoy, el nivel medio de los discursos de los presidentes de los EEUU ha pasado a ser el propio de un universitario al de un alumno de 2º de ESO; v. Berkeley, The Guardian); y también lo era (me pregunto cómo hemos podido permitirlo) que convirtiéramos a generaciones enteras en 'Homo Videns' adictos y adictas a las pantallas y con graves carencias para el pensamiento abstracto (Sartori, G.; 1997).

No, no es inevitable. Son actos humanos, no divinos, los que nos han llevado hasta aquí.

Podemos, y la 'izquierda' de este país en general, han hecho muy bien en denunciar la máquina de fango. Qué lástima que ellos(/as, /es) sean tan culpables como la 'derecha'. Y, sobre todo, qué lástima, qué vergüenza y qué peligro que quienes supuestamente luchan contra los bulos los propaguen, como es el caso descarado de Newtral, por poner solo uno de tantos ejemplos, y que la narrativa sobre la misma sirva para legitimar la promulgación de normativa 'anti bulos' por parte de personajes de más que dudosa honestidad.

De nuevo, y para variar, ya existe una explicación académica obvia y rigurosa: Toda organización, por la llamada "Ley de hierro de la oligarquía" (Michels, R.; 1911), primero se preocupa de su propia supervivencia y perpetuación, y luego de su supuesto programa, por revolucionaria que se diga (esto lo decían los de Podemos antes de tocar sillones, por cierto). Todo ello es coherente con la llamada "teoría de la elección racional" (de amplio uso para explicar elecciones políticas, económicas, etc.) y con la misma idea de partida de nuestros sistemas liberales de que necesitamos 'incentivos', contrapesos, 'checks-and-balances' para que las cosas funcionen. De nuevo: Que no se hable de ello es nuevo (puede cualquier lector mirar el nivel de los debates de nuestro Parlamento o cualquier otro hace solo 30, 50 años), y, o nuestros líderes, periodistas, etc., son unos absolutos ignorantes (que podría ser), o es intencional.

 

Posverdad, poscensura

Hay más motivos, aparte de la esclavitud autoinducida a la dopamina del scrolling y la reducción del debate público a un patio de instituto literal y metafórico, para que no hablemos de nada comprometedor. De nuevo sin pretensión de ser exhaustivos, otro de los que parecen claves, es que al concepto de posverdad debe sucederle de manera lógica (y subrepticia, sin decirlo) el de poscensura (Soto Ivars, J.; 2017).

Ahora que "Lo personal es político" (Hanisch, C; 1970 para el primer uso de la expresión); ahora que nuestras vidas son públicas por nuestra propia mano; ahora que el estado y las empresas han logrado ser más burocráticos que la propia economía planificada de la URSS (Fisher, M.; 2009) y chequean Google antes de contratarte, ¿cómo pronunciar de forma pública según qué cosas que cuestionen todo el modo de vida de nuestra sociedad? No hace falta ir demasiado lejos o ser demasiado radical: La incomodísima "Hey, el móvil que sujetas se basa en mano de obra esclava, incluyendo niños, que saca minerales de la roca viva en ocasiones con sus propias manos", como cualquier otra afirmación por el estilo, jamás pasa de una levísima reclamación de "detengamos el conflicto" (que por supuesto jamás llega ni puede llegar, v. Ziegler, J.; 2009), petición de envío de fondos, y otras acciones simbólicas similares; porque de nuevo: Hablar en serio de todo ello implicaría poner en duda demasiadas cosas sistémicas... En un contexto en el que todo es público.

 

 

Pro Veritate: En defensa de la verdad

Decía Dalrymple, T. (2005) que en ocasiones la función de la propaganda no es persuadir ni convencer, sino humillar: Obligarnos a permanecer silentes ante mentiras tan evidentes, tan obvias, que el mismo hecho de callar nos convierta en cómplices., nos degrade, nos quite la humanidad.

No sé vosotros/as, pero yo me siento un poco más así a cada día que pasa sin hacer nada.

El mundo en que nacimos se hunde ante nuestros ojos. No voy a desarrollarlo aquí y ahora, pero os dejo los datos de 'homelessness' oficiales en Occidente para el 2023 recopilados por el Financial Times. Los 'años dorados' del estado del bienestar ya pasaron, y estamos de liquidación, y de esto se lleva hablando en círculos académicos desde hace treinta años (v., p.e. Hobsbawm, E.; 1994).

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Tenemos, también, un 40% de gasto público en pensiones en 2023 en España ('Datadicto'; 2024), y una deuda pública del 95% del PIB para financiarlo. Y no obstante, como hacía notar el abogado y periodista Esteban Hernández en su perfil de la red social ‘X’:

"Tenemos una guerra en Gaza y otra en Ucrania. Estamos en una recomposición geopolítica de gran magnitud, por no hablar de los muertos y el peligro de que sean muchos más. Estamos ante una reconversión tecnológica que en Europa apenas consideran, y que en España ni la intuimos. Sufrimos una aceleración de la economía que nos está llevando a precios elevados de bienes necesarios para la subsistencia, y a salarios que no cubren nuestras necesidades de presente ni de futuro. Estamos en un cambio de época en que los valores están modificándose más de lo que parece (...) Y, en ese contexto, discutimos acerca de los toros y de si Sánchez es un psicópata o un tipo simpático (...) Discutimos crudamente de estos asuntos que tienen su importancia para algunas personas, pero pagando el precio de olvidar toda reflexión sobre las cuestiones que de verdad nos están cambiando la vida. De modo que, cuando volvemos a las batallas culturales como forma de hacer política y ganar votos, me inunda la sensación de que no hay nadie al volante.

 

No sé vosotros/as, pero yo ya estoy hasta la polla.

Es hora de dar la batalla. Esa que políticos, intelectuales, periodistas, 'sociedad civil' ni dan ni quieren dar; esa que pasa, para empezar, por levantar la cabeza de la pantalla, rechazar la basura informativa y el entretenimiento autodegradante y alienante del 'scrolling' y volver a ser dignos del nombre de 'Homo Sapiens'.

Y esto solo podremos hacerlo, siento reiterarme, restituyendo las condiciones materiales mínimas que necesitamos para pensar; condiciones que, os aseguro, no se dan pasando nuestras vidas entre jornadas laborales y contenido de RRSS, Netflix y Televisión.

No puedo hacer suficiente hincapié en la importancia de este punto: Un estudio de Microsoft Canada - Consumer Insights (2015), nada sospechosos de ser unos luditas reaccionarios y enemigos de la tecnología, señalaba que tan solo del 2000 al 2013 (ni me quiero imaginar desde entonces) la capacidad de atención media de los seres humanos en el primer mundo había bajado 4 segundos y se situaba por debajo de la de un 'goldfish' (9 segundos). El mismo estudio establecía como factor más importante los "modos de vida digitales"; señalando como principales factores de varianza el "consumo de medios [audiovisuales], frecuencia del multi-screening, y uso de redes sociales" (op.cit.).

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Hay bichos en tu pecera con mayor capacidad de concentración que tú.

 

Necesitamos desesperadamente una vuelta a la cultura escrita: Lectura y escritura cultivadas, informadas, meditadas, sostenidas por argumentos y evidencias (cómo de incompatible es esto con el ritmo frenético de la sociedad actual, y cuánto convienen a las pausas de cinco minutos en la producción o el metro los 'reels' de 15 segundos no pasa por alto al que suscribe). Lo contrario es reducirnos a la atrofia y el analfabetismo funcional.

Esa batalla, por tanto y en estos tiempos, necesariamente empieza por defender el rigor, el pensamiento y la verdad.

Porque el arma del Maligno, de todo Maligno que desee imperar a largo plazo, es la mentira; y si algo no tolera la mentira es el escrutinio riguroso, perseverante e inmisericorde de la luz de la razón:

Y es por eso que os digo: La insurrección será escrita, o no será.

Y eso pretende ser este lugar. Una insurrección intelectual, quizás, individual, quizás, pero no por ello menos firme, sostenida con convicción, como mínimo y para empezar, contra el clima ponzoñoso que se ha hecho dueño del debate público (pero reconozcámoslo: también un poco de cada uno/a de todos nosotros) y que reduce nuestras 'democracias' a un mero 'show' mediático y audiovisual porque eso es lo que queda dentro de nuestras cabezas en realidad para abstraernos del horror: puro 'show' de purpurina ideológico, mediático, cultural o audiovisual, que cada cuál elija el suyo.

Solo el rigor intelectual nos va a sacar de aquí, y si es necesario empezar a hacerlo en un triste 'blog' autopublicado que afirma no ser un blog autopublicado, 1 así sea: En peores plazas han toreado otros más grandes que yo, y no se ha de afirmar que ha muerto ya en nuestro país el carácter quijotesco.

Y solo el rigor nos puede salvar porque: "Se puede engañar a algunos todo el tiempo, o a todos algún tiempo; pero no a todos todo el tiempo", mas el pueblo que no escribe no tiene memoria, y el que no tiene memoria no conoce el tiempo (Racionero, L.; 1985, entre tantos).

Paradójicamente, quizás podamos hacer nuestra el arma del enemigo: Porque si una ventaja tiene este tiempo, es que tenemos a un toque de pulgar la mayor biblioteca jamás imaginada. Al mismo tiempo que escribo estas líneas, puedo encontrar en apenas treinta segundos fuentes fiables de los cuasigenocidios perpetrados por nuestros amigos y aliados de la OTAN.

Escribamos para recordar, porque el recuerdo es la primera lucha y el primer campo de batalla en este tiempo aciago es nuestra mente. Y documentemos, probemos. Porque el método académico es la prueba de la verdad, y esta casi tanto como prueba de cordura.

Y es por eso que os digo: la verdad nos hará libres.

Y solo los pueblos libres luchan.

 

Memento Audere: Veritas Vincit.